La mayor corrupción de nuestra democracia esta en su sistema parlamentario. Su control no esta en manos de sus componentes sino en los Aparatos de los Partidos que mediante la «disciplina de partido» convierten a los mismos en marionetas, con parlamentos y votos predefinidos. Este planteamiento lleva a la designación de los componentes de las listas electorales no por su idoneidad sino por su adhesión al Aparato de turno, sin importar conocimientos ni educación. De ahí la soez manifestación de la señora Fabra claro ejemplo de este proceder de los partidos políticos.
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