Esta mañana he oído comentarios de expertos en Derecho Constitucional, en los que razonaban que la democracia directa no es posible y que siempre dependeremos de la democracia representativa. Se basan en la inviabilidad de la toma de decisiones directas de multitud de decisiones complejas. Tienen una visión limitada del asunto. Esta claro que los ciudadanos en su conjunto no podemos dedicar el tiempo, ni tenemos los conocimientos para la toma de esas decisiones. Pero sí tenemos el tiempo y el conocimiento, basado en nuestras experiencias vitales, para decidir directamente los principios políticos (educación, sanidad, servicios sociales, economía, defensa, etc.) con los que deseamos que se rija nuestra sociedad. Esas decisiones se tomarían a propuestas de asociaciones de ciudadanos y previo debate entre las mismas. En definitiva se trata de traspasar el poder político de los sistemas representativos actuales a los ciudadanos y dejar a estos con funciones técnicas, llevada a cabo por profesionales legisladores y de la administración pública, dirigidos por personas elegidas directamente por los ciudadanos, con lo que serían más eficaces y menos costosos. La jefatura del estado serían los ciudadanos y su representación en el exterior pasaría a ser una función diplomática ejercida por una persona elegida directamente por nosotros.
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